Capítulo 29

Esa noche soñé con él. Mike estaba en un lado de Times Square y yo en el otro. Quería acercarme y, cuando ya estaba prácticamente a su lado, Diego aparecía y no me dejaba acercarme a él y yo cada vez estaba más lejos, más lejos… Me desperté gritando. Suspirando me metí en la ducha.
Ahora, sueños proféticos… Si me despedían en la heladería podría trabajar de adivina. Me moría de ganas de verlo. ¡Necesitaba ver a Rachel! Estaba empezando a alucinar con mis sueños… Estaba comenzando a volverme loca. Sentía como un ``quiero pero no puedo´´ me negaba mis escasas oportunidades con Mike. Se merecía algo mejor. La ecologista que había pensado en un primer momento cuando me intentó besar. Ahora la idea me resultaba tentadora. La de besarle, claro.
Salí hacia el trabajo llena de sensaciones contradictorias. Me moría por verlo pero tenía miedo de meter la pata o no sé… Todo era tan complicado. El camino se me hizo más corto que nunca, un suspiro. Abrí la puerta y, respirando hondo, entré. Y ahí estaba. Nunca me había fijado en lo guapo que era. Me quedé sin respiración y empecé a ahogarme. Me acerqué. Su pelo rubio emitía destellos cegadores. Sus ojos azules emitían amabilidad y nobleza. El resto de su cuerpo… Parecía un ángel que brillara con luz propia. Me acerqué al mostrador y el levantó la vista de unos papeles que ojeaba. Una sonrisa iluminó su rostro.
-Hola.
Me obligué a hablar para no parecer una estúpida.
-Hola, Mike ¿qué tal andas?-estúpida, estúpida, estúpida. Quería golpear la cabeza contra la pared por la tontería que acababa de decirle.
-Humm. Ando bien, un pie delante, otro atrás-bromeó.
-Sabes a que me refiero-me acerqué a él. Los latidos de mi corazón se aceleraron. La sangre retumbaba en mis oídos.
-Lo sé-di otro paso y me coloqué a su espalda.
Observé los papeles que leía. Eran de la Universidad. Estábamos muy cerca. Él se giró y dio un paso en mi dirección. Estabas muy cerca, nuestras respiraciones aceleradas. Ambos dimos otro paso, casi rozándonos. Me estremecí. Él inclinó su cabeza, lentamente, mientras cerraba los ojos. Lo imité. Todo era perfecto hasta que un molesto tintineo nos interrumpió. La maldita campanilla de la puerta. Nos separamos de un salto, azorados. Fui a atender al cliente. Era un hombre mayor que pidió un café con leche pese al calor que hacía. Aunque no tenía claro si era que realmente era un día caluroso o se debía a la proximidad de Mike de hacía apenas un minuto. No hablamos demasiado hasta que, casi a la hora de la salida, la persona a la que llevaba esperando toda la mañana apareció. Pero no iba sola. Iba de la mano de Jake. Rachel llevaba unos pantalones vaqueros muy ajustados y una camiseta azul turquesa que resaltaba sus ojos azules, en los pies vestía unas deportivas blancas con unas rayas en color azul. Jake llevaba unas bermudas marrones y una camiseta negra, en los pies, unas zapatillas negras. Suspiré al ver a Rachel. Quería hablar con ella. Necesitaba hablar con ella.
-Hola, Mike, Abril-Rachel me guiñó un ojo. Cómplice. Le sonreí.
-Rachel, Jake-Mike los saludó con un movimiento de cabeza que despeinó su rubio pelo.
Jake lo imitó.
-Bueno, chicos, hoy os toca comer solos. Abril y yo nos vamos-me agarró del brazo y me empujó hacia la puerta que conducía a la habitación donde guardaba mis cosas.
Me apresuré a cogerlas.
Escuché la voz de Mike preguntando algo pero no comprendí el que. Salí y Rachel comenzó a caminar hacia la puerta.
-Rachel, espera-Jake la agarró y acercó su boca al oído de la joven. Le susurró algo y ella negó, riendo y lanzándole miradas indiscretas a Mike. Se libró de su abrazo y se acercó a mí. Comencé a andar en dirección a la puerta después de dirigirle una última mirada a Mike.
Salimos y Rachel comenzó a hablar:
-No me puedo creer que te estés enamorando de mi hermano- se rió. Iba a replicar pero no sabía que decir así que opté por callar-Me gustaría que fueras mi ¿cuñada? Siempre me hago un lío con los parentescos.
-Rachel, es que no sé que es lo que siento por Mike. Es algo muy fuerte e intenso pero que no soy capaz de describir.
Rachel permaneció unos instantes en silencio y luego empezó a hablar.
-¿No puedes dejar de pensar en él, sientes que lo quieres, sientes desesperación al no poder estar cerca de él cada instante de tu vida, sientes que morirías por él?-asentí, incapaz de decir nada-Estos y muchos más son los síntomas del amor.
-Pero, lo he empezado a sentir de golpe y tengo miedo de ilusionarme y que esto solo sea temporal-no quería volver a sentir lo mismo que cuando quería a Diego.
-A mí me pasó igual. Jake solo era el mejor amigo de Mike hasta que un día lo vi con otros ojos, como si una espesa cortina de niebla que lo ocultaba a mis ojos se hubiera disuelto de repente.
Medité acerca de lo que había dicho. Entonces, ¿era amor? Sí, empezaba a estar segura.
-Gracias, Rachel-la abracé.
-Prefiero que en vez de un abrazo me invites a comer-bromeó.
Decidí llevarla a aquel restaurante italiano al que me había llevado su hermano. Seguimos caminando, dos figuras perdiéndose entre los edificios de Manhattan.

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4 Responses to Capítulo 29

  1. Precioso... Me ha encantado el capítulo... No se puede decirmas :D
    Espero el siguiente..
    Besos :)

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  2. Está genial! Tengo ganas de leer el siguiente =D

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  3. Uff,,
    raapiidoo eel siiguiientee :)

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