Capítulo 6

Diego. Mi respiración se aceleró. ¿Qué querría? ¿Por qué Abril me ocultaba la identidad del llamante? Apagó el teléfono y me dirigió una trémula sonrisa. No se la devolví. Giró la cabeza rápidamente. Me apretó la mano con fuerza. Se la apreté, preocupada.
-¿Te pasa algo?-preguntó, mostrando una expresión que me pareció repleta de tristeza.
-No, nada-le sonreí aunque supe que esa falsa alegría no llegó a mis ojos.
Abril comenzó a hablar y yo le seguí el rollo aunque no me enteré de absolutamente nada. Intenté parecer normal pero lo que me preocupaba no era la llamada. Era porque me lo había ocultado. ¿Todavía sentía algo por Diego? Ella siempre decía que me quería pero Diego estuvo en su vida muchos años, ¿sería capaz de olvidarlo algún día? No, no lo había olvidado. Aparte, hay que reconocer que Diego era un tío guapísimo, de esos por los que cualquier chica suspiraría. Podría haberse dedicado a actor. Todavía me sorprende que él no la quisiera como novia. No sé como no tuvieron una relación más trascendental que la amistad. Bueno, sé lo que Abril me contó pero no entiendo a ese chico. Me enfadó muchísimo que rechazara de tal manera a una chica tan maravillosa por la que yo suspiraba desde el momento en que la vi. La voz de Abril susurrando en mi oído me sacó de ese trance en el que me había sumido.
-¿Qué te pasa? Estás muy raro-lo dijo muy dulce, antes de darme un beso en la mejilla y revolverme el pelo.
-Nada. Solo pensaba-me encogí de hombros, intentando disimular, cosa que nunca se me dio bien o, al menos, eso afirmaba siempre Rachel.
-¿Y qué pensabas?-esa pregunta, llena de ingenuidad hizo que me sonrojara y me quedara sin palabras.
¿Qué le decía? No podía decirle lo que había visto. No quería perderla pero tampoco podía vivir en el engaño.
-En conocer a tus padres-contesté rápidamente.
-Pensé que ese tema quedara zanjado antes-hizo un mohín de disgusto.
-Es que quiero causarles buena impresión-otro tema preocupante.
-Seguro que lo harás-me besó, intentando tranquilizarme.
-Bueno, ya veremos. ¿Vamos a comer?-desvié la atención.
-Como quieras.
-¿Qué te apetece?-le pregunté.
-Me da igual, ¿A ti?-se encogió de hombros.
-Lo mismo. ¿Vamos a mi casa?
Asintió con la cabeza.
-Suerte que tú cocinas bien que si la comida la hago yo solo ya podemos morirnos de hambre-bromeé.
-Entonces, ¿me toca cocinar?-arqueó las cejas.
-No, tú serás la cocinera y yo te ayudaré en la medida de mis posibilidades.
Se echó a reír y sacudió la cabeza de manera que su pelo me golpeó. Se lo acaricié con cariño. Suspiré. No le comentaría nada de que viera que quien la había llamado era Diego en vez de una amiga. Me callaría y olvidaría el tema. Bueno, intentaría olvidar.
Mientras caminábamos Abril pasó su brazo alrededor de mi cintura y me abrazó con fuerza. La abracé con más fuerza. Ya casi habíamos llegado. Me separé de Abril para rebuscar en los bolsillos hasta encontrar mis llaves. Abrí la puerta y ambos subimos. En el rellano saqué las llaves y abrí la puerta. Nos acercamos a la pequeña cocina donde me derrumbé en una de las sillas. Abril me siguió.
-¿Qué tienes para cocinar?
Me encogí de hombros.
-Mira a ver que encuentras. No tengo ni idea-reí.
-Eres un desastre-se quejó.
-Lo sé-suspiré mientras ella examinaba la nevera y las alacenas-¿Se puede hacer algo comestible?
-Algo improvisaremos-dijo rebuscando en las estanterías-¿Te gustan los filetes empanados con arroz?-se giró a mirarme.
-Si.
-Pues ya tenemos menú-dijo cogiendo todos los ingredientes.
-¿En qué te ayudo?-me acerqué a ella y la abracé por la espalda a la vez que la besaba.
Me devolvió el beso. Cuando nos separamos ella sonreía con ganas y me miraba fijamente respirando acaloradamente.
-¿Qué hago?-volví a preguntar.
-Ah, pues corta los ajos-dijo separándose de mí.
Cogí el cuchillo, la tabla y lo ajos. Empecé a cortar y por poco me rebanó un dedo.
-¡Mierda!-exclamé.
Abril se giró y se acercó a mí.
-¿Qué te ha pasado?
-Por poco me rebano un dedo-lo examiné con más calma y vi que me había cortado. Cogí una servilleta y envolví el dedo con ella.
-¿No ayudabas a tu madre en la cocina?-mi sonrojo fue suficiente respuesta-Anda, déjalo, vete a lavar el dedo que ya termino yo-dijo riéndose.
-¿Te hace gracia que casi me quedé sin dedo?-dramaticé.
-No, por supuesto. Lo que me hace gracia va a ser cuando se lo cuente a Rachel.
-¡No!-la amenacé con un dedo envuelto en el papel lleno de sangre-No se lo puedes decir entonces no me dejará en paz durante toda mi vida-me lamenté.
-Mira que bien ya tengo algo con lo que chantajearte-se rió y sacó el móvil del bolso que había dejado en la silla.
-No te atreverás…-dije con aire amenazador.
-¡Qué no me atreveré dice!-exclamó y comenzó a teclear.
-Para ahora mismo-le advertí dando un paso en su dirección.
Giró el móvil para que pudiera ver lo que decía.
Rachel, llamar.
Di otro paso y ella retrocedió todo lo que pudo hasta que chocó con la alacena y quedó acorralada.
-Un paso más y llamo-exclamó como si tuviera una pistola. Sus ojos castaños reflejaban diversión-Manos arriba.
Elevé las manos y exclamé:
-¡Esto es un atraco!
Puso los ojos en blanco y pulsó la tecla de llamada. Me abalancé sobre ella en un intento por detenerla. Ella se lo esperaba y empezó a corretear por toda la habitación con el teléfono en la oreja.
-¡Cancela ahora la llamada!-le grité.
-¡No!-respondió.
Rachel contestó y Abril se apresuró a hablar.
-¡Hola, Rachel! ¿Sabes qué Mike…?
-¡Para!-la interrumpí agarrándola y forcejeando para quitarle el teléfono.
-¡No!
La voz de Rachel nos llegó desde el otro lado:
-¿Qué narices estáis haciendo?
Ambos nos echamos a reír. Le hice cosquillas para que soltara el móvil. Pasaron unos segundos hasta que Rachel volvió a hablar.
-No os ofendáis pero se os va la olla. Chao, cuando la recuperéis me llamáis-antes de que colgara escuchamos-Jake que están tarados.
Nos echamos a reír de nuevo y Abril cortó la llamada.
-¡Malo!-se quejó-Al final no se lo pude decir-se enfadó.
-Me alegro.
-Además ahora Rachel piensa que estamos locos-rió.
-Creo que ya lo intuía-bromeé.
-¿Seguimos con la comida que tengo hambre?-dijo antes de encender la cocina.
Cocinó todo sin mi ayuda que fui a lavarme el dedo. Cuando volví la encontré con la comida casi terminada mirando el móvil con una mezcla de enfado y exasperación.
-¿Qué pasa?-le pregunté a la vez que me acercaba.
-Nada-sacudió la cabeza y guardo el móvil con enfado.
Pensé en Diego y sentí como me enfurecía.
-¿Está lista la comida?-dije intentando relajarme.
-Sí-dijo comprobando la pota del arroz.
Serví la comida y en cuanto terminamos fregué mientras Abril se marchaba.

Bookmark the permalink. RSS feed for this post.

2 Responses to Capítulo 6

  1. Hola ^^ Gracias por pasarte por mi blog! Un beso guapa :)

    ResponderEliminar
  2. Hola! Me gustó muuucho este capítulo, está muy bien. Me tienes enganchada a mi vida en Manhttan^^
    Por cierto ya subí el tercer capítulo de Verdades que negué http://amormasalladelaunicidad.blogspot.com/
    Espero tu opinión...
    Besos^^

    ResponderEliminar

¡Hola! Alguien que se acuerda de comentar y hacerme feliz :) ¡¡Recuerda confirmar que no eres un robot!! xD
PD: Agradeceré tu comentario mientras no sea spam.


Search

Swedish Greys - a WordPress theme from Nordic Themepark. Converted by LiteThemes.com.